![](https://static.wixstatic.com/media/8b74fa_bb505a0f0d22485c9d2fba50985d8622~mv2.png/v1/fill/w_378,h_480,al_c,q_85,enc_auto/8b74fa_bb505a0f0d22485c9d2fba50985d8622~mv2.png)
“Pipín y su mujer vivían en una casucha tapizada de hollín, adornada con
trenzas de ajo y alrededor, en lugar de macetas floridas, jaulas de conejos.
Bastianina la Mallorquina trabajaba duro como su marido, removía la tierra con el
bieldo después de que él la hubiera roturado con el arado, la cara y los brazos de
los dos color marrón, como la tierra removida: ella desgreñada, con un vestido que
parecía una bolsa, calzada con zapatones; él descalzo, el chaleco desteñido sobre el
torso desnudo, lanoso como un cacto, la perilla y los bigotes como un pichón gris
posado en aquella cara engarruñada de arrugas.
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El bancal de los caquis estaba más allá del camino de herradura, en un lugar
sombreado y húmedo sobre un arroyuelo. El Mallorquín llegó cuando ya había
oscurecido, con el fusil de mala muerte con el que cuarenta años antes había
acertado a un zorro. En la oscuridad los árboles parecían enormes pájaros
descansando sobre una sola pata. Al distinguir las ramas cargadas de frutos a tiro
de fusil, Pipín experimentó una sensación de dulce seguridad, como el niño que
tiene un juguete debajo de la almohada.
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Paysage hivernal à l'aube
Frans van de Winkel
1923-1987
(...)
Pipín se sentía terriblemente solo, a veces, en aquellos terrenos suyos, en
medio de bichos, bichos arriba, abajo, a su alrededor, que querían comerle el
campo con él dentro: debajo de la tierra había cantidad de lombrices, sobre la tierra
ratones, en el cielo sólo gorriones; después los recaudadores de impuestos, los que
especulaban con los abonos, los ladrones. Frente a la tierra experimentaba una
vaga sensación de impotencia, como la de quien nunca consigue poseerla del todo,
como cuando uno sueña que posee a una mujer y no lo consigue. Una gran muela
negra de molino, la tierra, que lo deshace y lo transforma todo, con jugos
misteriosos que suben de los terrones por las raíces hasta hinchar los caquis de
azúcar y tanino en lo alto de las ramas: una muela de molino que sigue bajando
hasta el infinito, siempre suya, hasta el centro del mundo donde comienza la otra
pirámide de tierra del otro Pipín, el Mallorquín de las antípodas. Pipín hubiera
querido meterse en la tierra con todo su cuerpo, respirarla, llevarse todo su dinero
en una vasija, y su casa, todas sus cosas, los conejos, su mujer: así se hubiera
sentido seguro. Hubiese querido vivir bajo tierra en la tierra caliente y negra como
cuando llegaba hondo con el arado. Pero ésos eran pensamientos de alguien
dormido..."
Alba entre las ramas desnudas
Italo Calvino
1923-1985
Acis y Galatea: Confiado Jilguerillo
Antonio Literas
Victoria de los Ángeles
1923-2005
-" Je sors.
- Par ce temps ! Je te plains.
- Tu es bien ? Tu n'attends personne ?
- Personne."
"C'est un vérité relative. Je ne peux pourtant pas avouer à mon meilleur ami que j'attends le PRINTEMPS. Qu'attendrais-je sinon le printemps ? Je suis sa créancière, cette année.
(...)
Le sentiment d'attente ne s'ajuste qu'au seul printemps.(...) On n'attend pas l'été, il s'impose ; on redoute l'hiver. Pour le seul printemps nous devenons pareils à l'oiseau sous l'auvent de tuile, pareils au cerf lorsqu'une certaine nuit il respire, dans la forêt d'hiver, l'inopiné brouillard que tiédit l'approche du temps nouveau. Une profonde crédulité annuelle s'empare du monde, libère trop tôt la voix des oiseaux, le vol de l'abeille. Quelques heures, et nous retombons la commune misère d'endurer l'hiver et d'attendre le PRINTEMPS…
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L’etoile Vesper
Sidonie-Gabrielle Colette
1873-1954
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