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DESTROZANDO LA BELLEZA

Foto del escritor: デイジーデイジー


EL PABELLÓN DE ORO


En los atardeceres de mayo, desde la casa de mi tía, en la pequeña habitación donde hacía mis deberes, yo contemplaba, frente a mi, la colina. Bajo los rayos de poniente las laderas cubiertas de hojas nuevas parecían mamparas de oro desplegadas en medio de la llanura. Pero lo que yo veía era El Pabellón de Oro.

… Desde el punto de vista del conocimiento, la Belleza jamás es una consolación. Mientras que de la unión de este conocimiento con esta belleza que no es una consolación, algo nace. Algo semejante a una brujería, contra la que nada se puede. Sí ,algo nace; y es lo que la gente llama el ARTE.


… Cada vez que había contemplado las brumas de la madrugada y las nieblas del atardecer estirándose perezosamente por encima de las aguas, me decía:

”Aquí es realmente donde yace, sobreabundante, la fuerza sesual que edificó el Pabellón de Oro”


… De ahora en adelante yo iba a VIVIR, y sin embargo -cosa singular-, los pensamientos del mal augurio crecían dentro de mí. Imaginaba que mañana, tal vez, recibiría la visita de la muerte,

y que yo le suplicaba que consintiese en esperar solamente el tiempo justo de prenderle fuego al Pabellón de Oro.


... a esta belleza habría que compararla con una campanilla de oro que durante cinco siglos y medio no había dejado de tintinear -o mejor una pequeña arpa…


… ¿Y si esa voz se callase para siempre?...



Yukio Mishima

1925- 1970


Abalanzándose sobre el esplendor del mar, la muerte había caído sobre él como un tormentoso banco de nubes. La visión de una muerte ya para siempre fuera de su alcance, de una muerte mayestática, vitoreada, heroica pasó, desplegando su éxtasis, por su cerebro. Y si el mundo había sido honrado con la posibilidad de tal muerte radiante, ¿por qué el mundo no habría de perecer también por ella?


- El marino que perdió la gracia del mar-


Ponderad la labor humana y tomadme por loco con todo madura en mi, conforme al deseo de mi corazón, la bella, viva naturaleza


Hölderlin



DESTROZANDO LA BELLEZA

Un rayo de sol

de un rojo rosado

lo desmonto

en el garaje

como un rompecabezas,

los pétalos están grasientos

como bacon rancio

y caen

como doncellas del mundo

con el envés hacia el suelo

y miró hacia arriba

al viejo calendario

que cuelga de un clavo

y toco

mi cara llena de arrugas

y sonrío

porque

el secreto

se escapa a mi entender.


Charles Bukowski

1920 - 1994


Michio Miyagi

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