1. intr. Dicho del natural de un país: Llegar a otro para establecerse en él, especialmente con idea de formar nuevas colonias o domiciliarse en las ya formadas
Marruecos, Túnez y Mauritania usan fondos de UE para detener inmigrantes
y dejarlos en el desierto
En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
José Agustín Goytisolo
1928-1999
Lacreme napulitane
Roberto Murolo (dal film ''Catene'')1949
“Io no nun torno me ne resto fore
E resto a fatica' pe tutte quante
Jo c'aggio perzo a patria casa e onore
Io so' carne 'e maciello so' emigrante”
En tiempos de ignominia
En tiempos de ignominia como ahora
a escala planetaria, y cuando la crueldad
se extiende por doquier fría y robotizada,
aún queda buena gente en este mundo
que escucha una canción o lee un poema:
ellos saben muy bien que la Patria de todos
es el canto la voz y la palabra: única patria
que no pueden robarnos ni aún poniéndonos
de espaldas contra un muro.
Que nadie piense nunca:
no puedo más y aquí me quedo. Mejor mirarles
a la cara y decir alto: tirad hijos de perra,
somos millones y el planeta no es vuestro.
José Agustín Goytisolo
1928-1999
Parábola de los emigrantes rusos
Sucedió en el año veinte o quizá en el veintiuno hasta nosotros vinieron emigrantes rusos
muy altos rubios de ojos soñadores y con mujeres de ensueño
cuando cruzaban por el mercado decíamos -aves de paso
iban a los bailes de los terratenientes a su alrededor se susurraba -qué joyas
más cuando las luces de la fiesta se apagaban la gente quedaba desvalida
los grises periódicos permanecían callados y sólo el juego del solitario se apiadaba de ellos
tras las ventanas enmudecían las guitarras e incluso pálidos tornábanse los ojos negros
al atardecer a sus estaciones de origen los transportaba un samovar con silbato
un par de años más tarde se hablaba sólo del trío
del que enloqueció del que se colgó y de aquella a la que acudían los hombres los demás vivieron apartados y poco a poco se convirtieron en ceniza
Esta parábola refiere Mikolaj quien comprende la perentoriedad de la historia para asustarme quiero decir para persuadirme
Zbigniew Herbert
1924-1998
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