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La existencia de la Biblia como texto para el pueblo es el más valioso bien que posee el género humano. Todo intento de menospreciarla constituye un crimen contra la humanidad
Emmanuel Kant
1724-1804
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1724
Giovanni Paolo Panini
Entró Jesús en el Templo y expulsó a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas, mientras les decía: —Escrito está: Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la estáis convirtiendo en una cueva de ladrones.
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: —«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando.
Jesús dijo: —«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.»
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María Magdalena
Jan van Scorel
Te amé, Jesús
te amé
y tú también me amaste
entre todos los rostros
me buscabas
y me querías cerca.
Me sedujo tu voz
la serena pasión
de tu palabra.
Sentí temblar tu carne
sentí temblar al hombre
cuando ungí tu cuerpo
con perfumes
y enjugué tus pies
con mis cabellos.
Pude haberte hechizado
y no lo hice
me frenó tu mirada
tu renuncia
entre todos los hombres
fuiste el hombre
y no quiero curarme
de este amor.
Claribel Alegría
1924-2018
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